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UN NUEVO ORDEN


La producción de Víctor Hugo Bravo está asociada directamente con la pintura y el objeto, reflexionando a través de imágenes y textos en torno al mundo del poder. Un mundo que se ve ejemplificado constantemente por medio de íconos emblemáticos y figuras heroicas, que marcan la ruptura del acontecer cotidiano y el imaginario de las imposiciones.
En la obra aparece un nuevo orden, una nueva autoridad como si un mandato oculto proclamara la ley del más fuerte: la irrupción del deseo hecha carne y ceniza en el líquido pictórico.

En otra concepción objetual el artista desarrolla una obra que desmitifica la saludable organización filial, familiar y educativa que componen al padre y al macho. Estas figuras simbólicamente fuertes se encuentran en su pintura con objetos, el desborde ideológico necesario para hacerse mas duras, más salvaje, más anómala. Esta manera de inventariar el canon objetual del arte, híbrido y políticamente incorrecto supone -en el espectador- la interpretación de una historia política, criolla y popular llena de acertijos y maledicencias, autoritarismos y reglas pervertidas.

La envestidura del camuflaje hace metáfora al lado oculto de las cosas, a la localización del poder y sus jerarquías en la sociedad, estas formas emblemáticas de la devastación.